#TeamAlejandro
No recuerdo exactamente el día o el año en que conocí a Alejandro. Sacando cuentas someramente debió ser hace unos trece años . Yo trabajaba con una chica que era su amiga de toda la vida, y fue ella quien nos presentó. El no vivía en la ciudad. Aún así, por aquella época nos tocó coincidir en bastantes momentos. Fuimos en grupo al último concierto de Café Tacuba al que asistí. También a algunos bares y antros. Esa era mi época de rebeldía. Mi matrimonio agonizaba a la par que yo descubría que había un mundo fuera de mi casa, que yo no conocía. Alejandro me gustó desde el primer día que lo vi. Era encantador. Tengo un leve recuerdo que ya bastante tomada hasta me le insinúe, y sólo obtuve un rotundo rechazo. Pero ni eso afectó la peculiar amistad que surgiría entre nosotros. Una amistad que creció fluyendo entre un par de muy extrañas borracheras donde hubo intercambio de ropas, disfraces, una botella de Jagermeister y un estropajo inmiscuidos, llegando hasta el tugurio de más mala muerte que se puedan imaginar. Aunque también hubo algunos conciertos. Pues algo que siempre hemos compartido Ale y yo es nuestro gusto por la música. Si saco las cuentas de las veces que hemos convivido en estos años de amistad, tal vez dirían, pero, en verdad son tan amigos? Y la respuesta sería si. Más allá de ese crush que sentí por Ale la primera vez que lo vi, (y que continúa hasta la fecha, porque cada vez que lo veo lo veo más guapo que la vez anterior. He llegado a pensar que es una especie de Dorian Grey moderno, o que tiene algún pacto con alguna deidad que lo hace tener una eterna belleza y juventud.), surgió entre nosotros una conexión muy especial. Podemos pasar meses sin vernos ni hablar y cuando lo hacemos parece que fueran sólo un par de días. Pero anoche paso algo diferente. Nos reencontramos y pasamos un rato muy agradable (cómo es la costumbre cuando estamos juntos), pero entrada la noche y cada quien desde su trinchera nos pusimos a hablar de cosas de esas que duelen. De esos amores que marcan la vida. De esos amores que son tan difíciles de dejar. Entonces saqué de mi cajita mágica mis mejores consejos y hasta un cuento de YouTube, que siempre me ha parecido adecuado cuando le quiero hacer saber a alguien lo valioso que es. Y dio resultado. Tal y como le advertí, terminamos llorando juntos en la distancia. Anoche, mientras filosofabamos sobre el amor y otras adicciones, llegué a la conclusión de que dentro de trece años más quiero estar en la vida de mi Ale. Que pase lo que pase, yo siempre voy a ser #TeamAlejandro y que todos deberíamos de tener un Alejandro en nuestras vidas.
Comentarios
Publicar un comentario